Cita
Carrizalillo es el último centro minero de más importancia que aún nos resta dar a conocer. Se encuentra situado a unas 15 leguas al noroeste del pequeño puerto de Pan de Azúcar, el que ha sido habilitado únicamente para dar fácil salida a los grandes raudales de cobre producidos por aquél. Habiendo sido descubierta esta famosa mina no hace aún 30 años (1855), de manos de sus oscuros descubridores pasó poco después a manos inglesas que supieron dar un vasto y crecido impulso a aquella valiosa propiedad. Efectivamente, la hoy famosa Carrizalillo, como la Limbo del Salado y la Mondaca de Carrizal, después de tener un principio harto oscuro, fue vendida a uno de esos valientes mineros de nacionalidad inglesa, como don Eduardo Miller, don Roberto Walker, don Hugo Jencquel, don Juan Fork y tantos otros a quienes Chañaral le debe su actual existencia. Don Sanson Water compró la famosa Carrizalillo a sus primitivos dueños, quien formó al poco tiempo una poderosa compañía inglesa para explotarla. Ésta fue reorganizada pocos años después, quedando como gerente en Chañaral un inteligente minero y hábil metalurgista inglés, don Pedro N. Schjölberg, actualmente agente en Chañaral para la compra de minerales de la casa de Schwager de Coronel, hasta que fue vendida el año 1881 a la poderosa casa de Lota en la fuerte suma de 2.200.000 pesos.(...) El establecimiento de nuestra referencia da trabajo a unos 600 operarios y el personal de empleados es harto numeroso. Los minerales explotados son desde 2% para arriba, ley que se hace subir a 15 y 20% mediante el lavado practicado en ellos. Esta operación se realiza mediante máquinas a vapor, ya para chancar el mineral en distintos tamaños o reducirlo a polvo, según la clase o las exigencias del mismo mineral beneficiado. El sistema adoptado para lavar los minerales es algo variado. Ya por medio de maritatas, es decir, pequeños harneros que se sumergen en un estanque de agua, y movida su palanca por medio del vapor, o son simplemente canales de madera, de distintas dimensiones, por donde el mineral puro va quedando aconchado mediante el impulso del agua y una pequeña inclinación dada al canal mismo. En una palabra, los procedimientos adoptados para el lavado de minerales son tan variados, que el conjunto de tanta maquinaria y de tantas operaciones diversas se presenta de una manera verdaderamente pintoresca ante la vista del espectador. Es un magnífico establecimiento minero, con un crecido montaje de maquinarias y demás accesorios, pero no para importar un millón de pesos.